Si bien el consumo de chocolate es algo recurrente en el diario haber de las personas, básicamente nadie está al tanto de la realidad que viven quienes cosechan el cacao a nivel mundial. Esta está caracterizada por un continuo abuso tanto laboral como monetario hacia los trabajadores, y aún más desgarrador, la prevalencia de la explotación infantil, la cual priva a niños, como los de África Occidental - donde se concentra la mayor producción de cacao a nivel mundial - de una infancia digna. Se estima que del total de trabajadores que se desempeñan en la producción de cacao, uno de cada tres es un niño. Esto se traduce en un total de 1,5 millones de niños recolectando ilegalmente cacao día a día para la producción mundial de chocolate.
Es bajo este escenario que Okān se vuelve un agente de cambio. Okān revoluciona el mercado ofreciendo los lápices de chocolate más sabroso relleno de especias y nueces para reescribir el futuro de millones de niños de África Occidental.
Okān significa conciencia en Yoruba, uno de los dialectos propios de una de las tantas tribus de la zona ubicadas en África Occidental. El nombre que llevan estos lápices es el reflejo de lo que Okān como marca quiere transmitir a sus consumidores: el que estén al tanto de la realidad de tantas personas, y de que ellos como consumidores pueden formar parte de esa solución.
Okān quiere hacer hincapié en el visibilizar la realidad de estos niños para que el comprador esté consciente de la realidad que viven. Se refuerza esta idea a través de la gráfica utilizada en el packaging, la cual tiene un lenguaje visual muy propio de la zona de África Occidental, tanto por sus trazos en las ilustraciones como también por la diagramación que hace alusión a los carteles comúnmente encontrados en las calles de los pueblos de la región. La parte trasera del packaging y la contra tapa cuentan sobre la realidad que se vive diariamente. Finalmente, toda esta gráfica viene acompañada con un mensaje de agradecimiento que invita al comprador a formar parte de esta “tribu” que es consciente y que se preocupa por quienes
lo necesitan.
Los lápices de colores nos rememoran a nuestra infancia; todos cuando pequeños en algún momento de nuestras vidas dibujamos con un lápiz. Los lápices de colores han trascendido generaciones y han tomado un rol unificador como medio de comunicación, creatividad y diversión. Estos no solo están presentes en la vida de los niños cuando juegan, si no también cuando estudian. Es por ello que los lápices de chocolates Okān toman este molde específico. Una infancia con altura de miras se basa en una unificación entre el disfrutar y acceso a educación de calidad que ayude a los niños a desarrollarse como seres humanos para que puedan aportar dentro de sus comunidades cuando sean adultos.
Master de Packaging Elisava 2022 - 2023
Equipo de trabajo: Josefina Bull, María Paz Masi, Josefa Palma y Denise Szternberg
Tutorizado por: Jesús Alonso, Miquel Campmany y Eva Minguella
